viernes, 19 de noviembre de 2010

LA REPRODUCCIÓN, ELEMENTOS PARA UNA TEORÍA DEL SISTEMA DE ENSEÑANZA

Según  la revista de sociología Bourdieu no es positivista ha querido darle un carácter científico a la sociología más su visión no es positivista. Según César Germaná en la revista de sociología.

“Una característica fundamental de la postura teórica de Bourdieu ha sido la reivindicación del carácter científico de la sociología: constituirla como ciencia y diferenciarla de las ilusiones y representaciones del sentido común. La sociología tiene las características que implica la idea de la ciencia: sistemas coherentes de hipótesis, conceptos, métodos de verificación18. Sin embargo, su visión no es la del positivismo, pues éste sólo toma una «caricatura del método de las ciencias exactas sin acordar ipso facto una epistemología exacta de las ciencias del hombre"19.” de Revista de Sociología - Volumen 11 - 1999 - Número 12

Marx y Durkheim se oponen a Weber al contradecir, por su objetivismo metodológico, la tentación de ver las relaciones de poder relaciones interindividuales de influencia o de dominio y de representar las diferentes formas de poder (político, económico, religioso etc.)
BOURDIEU,  Pierre y PASSERON, Jean-Claude en el libro  La reproducción, elementos para una teoría del sistema de enseñanza nos dicen lo siguiente:



Weber se opone a Marx y Durkheim.
Toda acción pedagógica (AP) es objetivamente una violencia simbólica en tanto que imposición, por un poder arbitrario, de una arbitrariedad cultural.
La arbitrariedad cultural de las clases dominantes o de las clases dominadas, el alcance de estas proposiciones se halla definido por el hecho de que se refieren a toda  formación social, entendida como sistema de relaciones de fuerza y de significados entre grupos o clases.
La AP es objetivamente una violencia simbólica, en un primer sentido, en la medida en que las relaciones de fuerza entre los grupos o las clases que constituyen una formación social.

El padre representa el poder de la sociedad como fuerza en el grupo domestico.
·         La AP sólo puede producir su efecto propio, en cuanto que se ejerce en una relación de comunicación.

·         La AP sólo puede producir su efecto propio, o sea pedagógico, cuando se dan las condiciones sociales de la imposición y de la inculcación.
La fuerza simbólica de una instancia pedagógica se define por su peso en la estructura de las relaciones de fuerza y de las relaciones simbólicas.

·         La selección de significados que define objetivamente la cultura de un grupo o de una clase como sistema  simbólico es arbitraria en tanto que la estructura y las funciones de una cultura no puede deducir ningún principio universal.
·         La cultura de un grupo debe su existencia a las condiciones sociales de las que es producto y su inteligibilidad a la coherencia y a las funciones de la estructura de las relaciones significantes que la constituyen.
·         El poder de imposición de una AP es tanto más elevado cuanto más elevado sea el mismo grado de arbitrariedad de la cultura impuesta.
La autoridad es parte integrante de toda pedagogía, puede inculcar los significados más universales ya sea por la fuerza de la naturaleza biológica o de la razón lógica.

El sistema de educación como el conjunto de mecanismos institucionales o consuetudinarios por los que se halla asegurada la transmisión entre las generaciones de la cultura heredada del pasado.
Durkheim  las sociedades divididas en clases la representación de la cultura y de la transmisión cultural más extendida entre los etnólogos.

Las leyes del mercado donde se forma el valor económico o simbólico, o sea, el valor comocapital cultural, de las arbitrariedades culturales reproducidas por las diferentes AP (individuos educandos) constituyen uno de los mecanismos, más o menos determinantes según el tipo de formación social, definida como reproducción de la estructura de las relaciones de fuerza entre clases.
·         La AP implica necesariamente como condición social para su ejercicio la autoridad pedagógica (AuP) y la autonomía relativa de la instancia encargada de ejercerla.

La idea lógicamente contradictoria de una AP que ejerciera sin AuP es sociológicamente imposible.
La condición de ejercicio de toda AP es, objetivamente, el desconocimiento social de la verdad objetiva de la AP.
La AP engendra necesariamente, en y por su ejercicio, experiencias que pueden quedar no formuladas y expresarse solamente en las prácticas o que pueden explicitarse en ideologías.

 Unos agentes reconocen la legitimidad de una instancia pedagógica significa decir únicamente que el impedir que estos agentes comprendan el fundamento de la relación de fuerzas en que están objetivamente situadas forma parte de la definición completa de estas relaciones de fuerzas.

·         Las relaciones e fuerza están en el origen, no solamente de la AP, sino también del desconocimiento de la verdad objetiva de la AP, desconocimiento que define el reconocimiento de la legitimidad de la AP.

Cualquier arbitrariedad cultural implica, en efecto, una definición social del modo legítimo de imposición de la arbitrariedad cultural y, en particular, del grado en que el poder arbitrario que hace posible la AP puede mostrarse como tal sin anular el efecto de la AP.

La idea de una AP culturalmente libre, que escapara a la arbitrariedad tanto en lo que impusiera como en la manera de imponerlos, supone desconocer la verdad objetiva de una violencia cuyo carácter especifico reside en que logra ocultarse como tal.
La simultaneidad de las transformaciones de las relaciones autoritarias que corresponden a una transformación de las relaciones de fuerza capaz de elevar el nivel de tolerancia respecto a la manifestación explícita y brutal de la arbitrariedad y que, en universos sociales tan diferentes como la iglesia, la escuela, la familia, el hospital psiquiátrico,  o incluso la empresa o el ejercito, tiende siempre a sustituir las formas duras por las maneras suaves (métodos no directivos, dialogo, participación, relaciones humanas, etc.).

·         Las relaciones de competencia entre las instancias obedecen la  lógica especifica del campo de legitimidad considerando lo político, religioso o cultural sin que la autonomía relativa del campo excluya nunca, totalmente, la dependencia respecto a las relaciones de fuerza.
·         Numerosas teorías hacen del entender la condición del escuchar.
·         La tendencia a reinstaurar en toda persona investida de una AuP la relación arquetípica con el padre es tan fuerte que todo aquel que enseña, por joven que sea, tiende a ser tratado como un padre.
·         Decir que las relaciones de comunicación pedagógica supone la AuP de la instancia (agente o institución) no es prejuzgar  en absoluto el valor intrínsecamente ligado a esta instancia, puesto que la AuP tiene por efecto, precisamente, el asegurar el valor social de la AP independientemente del valor intrínseco de la instancia que la ejerce y de cualquiera que sea.
El monopolio de la legitimidad cultural dominante es siempre lo que está en juego en la competencia entre instancia o agente.
La AP, en tanto que esta invertida de una AuP, tiende a que se desconozca la verdad objetiva de la arbitrariedad cultural.
Reducir la relación de comunicación pedagógica a una pura y simple relación de comunicación impide comprender las condiciones sociales de su eficacia propiamente simbólica y propiamente pedagógica.

Hay porque afirmar que el éxito del mensaje profético se deduce de las características intrínsecas del mensaje.
La delegación del derecho de violencia simbólica que fundamenta la AuP de una instancia pedagógica es siempre una delegación limitada.
Las clases medias se distinguen de las clases populares en su particular sensibilidad respecto al efecto simbólico de los castigos o de los premios y, más precisamente, al efecto de certificación social que proporcionan los títulos académicos.
La AP familiar sólo ejercerse  en los grupos o clases dominados en la medida en que es reconocida como legitima tanto por quienes la ejercen como por quienes la sufren, inclusso estos últimos están desprovista de valor en un mercado económico o simbólico dominado por la arbitrariedad cultural de las clases dominantes.

Bibliografía
 BOURDIEU,  Pierre y PASSERON, Jean-Claude.  La reproducción, elementos para una teoría del sistema de enseñanza,  México. Fontamara. (41-71)

Revista de Sociología - Volumen 11 - 1999 - Número 12

5 comentarios:

  1. Juanita me gustó la secuencia y estructuración de tu publicación y comparto contigo que el autor tiene una postura antipositivista a partir de los elementos y posturas de la teoría de violencia simbólica ( ejemplo la referencia de los usos sociales y políticos de los sistemas simbólicos).

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  2. Hola Juanita estoy de acuerdo con Nefer en cuanto a la estructura de tu publicación pero creo que es conveniente que agregues las citas bibliográficascorrespondientes. Saludos!

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  3. Hola Yesenia, ya esta la bibliografía.

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  4. Gracias Nefer la verdad se me hizo muy complicado entender el tema.

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  5. Hola Nefer, Bourdieu no es antipositivista, él no es positivista pero no se opone al positivismo.

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